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Publicado: 10 Julio 2024
Aurelio Maroto
Nadie enjugará las lágrimas que ha derramado, pero tampoco nadie le arrebatará la tranquilidad de su conciencia. Hermi Parra no estará en París y despertó abruptamente de su sueño por una decisión técnica como mínimo extraña. Finalmente, serán cinco las atletas que completen el relevo largo femenino (4×400) de España en los JJOO y Hermi ha sido la sacrificada, a pesar de su sacrificio. Y de sus méritos en pista. La subcampeona de España de 400 ml hace solo un año y mundialista hace apenas unas semanas en el relevo patrio, busca consuelo donde puede, y no hay mejor sitio que sobre el tartán. Por eso, este sábado enviaba un mensaje a navegantes batiendo su propia plusmarca personal en la distancia. Corrió el Nacional de Federaciones en La Nucía (Alicante) y paró el crono en 52.68, cinco centésimas menos que el tiempo que le valió la plata el año pasado en Torrent (Valencia). Ignoramos si alguien estará rascándose la barbilla y, tal vez, intentando lavar la mala conciencia.
En redes, Hermi ha expresado su frustración. Y lo ha hecho con una mezcla de prudencia y rotundidad. “Escribo esto con lágrimas en los ojos, destrozada. Formé parte de la clasificación del equipo, pero no ha sido suficiente, y no podré acompañarlas en París porque así lo han decidido”. Pocas líneas para decir mucho. Ese “alguien” no tuvo en cuenta aquella pequeña lesión en ese día de lluvia, ni el esfuerzo que hizo para correr sin estar al cien por cien. Solo miró una marca discreta en un mal día, que lo tiene cualquiera. Los buenos seleccionadores son aquellos que saben mirar más allá y no se quedan en las primeras matas.
Por cierto, el entrenador de Hermi, un tal Antonio Serrano, casi nada, vivió en sus propias carnes algo similar en Atlanta-96 apenas unos meses después de ser el primer español en bajar de 2 horas y 10 minutos en maratón, gracias a aquel mítico 2.09.13 en Berlín. Ni siquiera eso le valió para entrar en el equipo olímpico por tercera vez consecutiva. Ver para creer.
Con el respeto absoluto que merecen las cinco elegidas para viajar a París, la velocista solanera intenta asumir este revés. De momento, viajará a una concentración previa, ya que nadie sabe lo que pueda ocurrir de aquí a finales de mes, aunque nadie desea que la solanera entre con calzador por ninguna lesión ajena. Alea jacta est. La buena de Hermi irá viendo el mundo más claro a medida que pasen los días. Y será entonces cuando se dé cuenta de que su mejor olimpiada fue aquella victoria ante la enfermedad, el regreso a la élite y el cariño de los suyos. Todavía no han inventado una medalla más valiosa que esa.
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