Carmen Fernández Ochoa, pionera en las excavaciones arqueológicas de SISAPO, recibe un afectuoso y merecido homenaje

La homenajeada en el centro, posando con participantes en la reunión científica celebrada entre ayer y hoy
  • En la reunión científica de los equipos llegados estos días a Almodóvar del Campo.
  • La veterana catedrática narró entrañablemente las vicisitudes iniciales cuando recaló en La Bienvenida a principios de la década de 1980.

Carmen Fernández Ochoa, quien resultó precursora en las prospecciones del yacimiento arqueológico de SISAPO, en la pedanía de La Bienvenida, afincada en pleno corazón del Valle de Alcudia, recibió ayer un muy afectuoso homenaje en Almodóvar del Campo.

Fue al comienzo de la reunión científica ‘Circulación de producciones cerámicas en las vertientes de Sierra Morena en época romana: contextos y materiales’, que ha apoyado el Ayuntamiento de la localidad, hoy clausurada, y en la cual la también veterana profesora impartió una de las presentaciones.

Asturiana de nacimiento (Navia, 1948), Carmen “fue pionera en la investigación sobre los contextos romanos de esta zona [suroeste de la provincia ciudadrealeña] y de forma concreta ella fue la iniciadora de las excavaciones sistemáticas en el yacimiento de La Bienvenida”.

Así sintetizó Mar Zarzalejos, portavoz del comité organizador del encuentro interprovincial de arqueólogos, las razones que llevaban a organizar un merecido reconocimiento y del cual, por ser sorpresa, solo tuvo conocimiento Fernández Ochoa en ese mismo momento.

“A ella le debemos esa acción pionera y su mantenimiento como cabeza y como parte de los equipos de investigación hasta hoy mismo”, subrayaba Mar respecto de la trayectoria que en 40 años ha tenido Sisapo, “la ciudad que ostentó la gestión del beneficio del cinabrio y del plomo de la vertiente norte de Sierra Morena en época romana”.

Y Carmen, obsequiada con la reproducción de un fresco pompeyano que pone de relieve el aprendizaje de la mujer en épocas romanas, emocionada y agradecida. reconoció que “como caídos del cielo” en aquel paraje del Valle de Alcudia alejado de casi todo, Alfonso Caballero Klink y ella misma, “la primera vez que vinimos me dije, aquí me quedo”.

Lo hizo con la ilusión de juventud que obviaba dificultades como recalar en La Bienvenida “sin luz, sin agua, en tiendas de campaña, en casas derruidas con colchones de la OJE, donde las gallinas tenían la deferencia de depositar un par de huevos diarios en mi cama”.

Y durante su charla de media hora, ilustrada con imágenes muchas de las cuales ya son icónicas, desgranó los principales hitos de las prospecciones en Sisapo, las cuales encabezó 1980 y 1989, constituyendo como hallazgo fundamental el que se produjo en 1988, cuando apareció la lápida con el nombre de SISAPO.

Fernández Ochoa, durante su intervención en Almodóvar del Campo.

Ya por entonces había ciertas dudas en la atribución tradicional del topónimo de la población romana hacia Almadén, pero lo cierto es que “apareció en el propio yacimiento la inscripción que certificaba y demostraba que La Bienvenida era el centro fundamental”.

Y justo antes de iniciar la década de 1990 llegaba la propia Zarzalejos a la codirección de un yacimiento donde también empezaría a recalar el equipo que, de una u otra manera, ha llegado hasta estos días, con Germán Esteban y Patricia Hevia, sumándose progresivamente diferentes estudios científicos, entre otros de María Rosa Pina.

Carmen Fernández Ochoa calificó de “fantástico” el yacimiento de La Bienvenida y se mostró deseosa de que hoy día pudiera “ser explotado en el buen sentido del término y ser objeto de una mayor difusión cultural que, creo, se lo merece”, instando a la compra del terreno para que pase a ser del dominio público.

“Es uno de los mejores yacimientos que tiene este país”, aseveró y agradeció “a toda la gente que ha trabajado en él, el haberlo puesto en el mapa de la Hispania romana, algo fundamental”, lo cual no sucedía cuando ella empezó en los años 80 del pasado siglo.

A colegas presentes en el acto de ayer, Carmen les reconoció que “os miro con la admiración de quienes sois capaces de estar trabajando en esta zona y sacarla adelante” y les instó a seguir en esa línea, porque “todavía nos quedan tantísimas cosas por saber”.

“Los que nos sigan ya no tendrán que construir desde la nada como nos pasó a nosotros, sino que contarán con bases cada vez más firmes para seguir indagando y yo espero que lo hagan con la misma pasión con que lo hicimos nosotros”, afirmó esta catedrática emérita tan querida por los presentes.

Tan querida es que Mar Zarzalejos le reconoció en particular la prolífica faceta que como docente ha caracterizado también su vida activa y se congratulaba de poder estar siendo acompañada por todos los equipos de investigación que han desarrollado distintas acciones arqueológicas en el vasto sur de Ciudad Real.

En primer término, la reproducción pompeyana con que fue obsequiada la veterana catedrática.

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