El pop lo-fi y psicodélico de los “chicos buenos, pero malos” de Colectivo Da Silva sintonizará su fluorescente frecuencia con los vinos del Grupo Huertas
El AirénFest sigue conquistando paladares musicales. El próximo concierto de este Festival que marida música, vino y patrimonio será el sábado, 13 de agosto. A partir de las once de la noche, Colectivo Da Silva y los vinos del Grupo Huertas, sintonizarán frecuencias y aromas en la Plaza Mayor de Campo de Criptana.
El Festival AirénFest se enmarca dentro de las actividades promocionales del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino de Campo de Criptana. Una aventura que está llamando la atención de vecinos y visitantes con su peculiar maridaje de vino, música y patrimonio.
Los cinco conciertos celebrados en esta primera edición están mostrando el buen resultado de esta oferta singular, con identidad propia y sello criptanense.
Así lo confirma el alcalde de Campo de Criptana, Santiago Lázaro; “el AirénFest está funcionando bien, atrayendo a familias, jóvenes y visitantes de fuera de la localidad. Estamos consiguiendo los objetivos que nos habíamos propuesto, fomentar la cultura del vino y promocionar los atractivos turísticos de Campo de Criptana, unidos a la música, más allá de nuestro término municipal”.
Una promoción que no sería posible sin la colaboración “necesaria” de las bodegas criptanenses, “que se han implicado desde el principio con esta iniciativa”, asegura Lázaro.
Bodegas como el Grupo Huertas, una de las históricas de la localidad y con mayor proyección nacional e internacional. “El AirénFest está permitiendo acercar nuestros vinos a población y visitantes, especialmente a la gente joven, acercándolos a uno de los productos estandarte de nuestra tierra manchega”, opina Antonio Huertas, presidente del Grupo Empresarial Huertas. Un acercamiento, eso sí, siempre desde el consumo responsable.
Los vinos de esta bodega criptanense se maridarán con la música de Colectivo Da Silva, un grupo granadino compuesto por “siete niños buenos, pero malos, pero buenos”, adeptos a la “Rebeldía Pop” que, sometidos a la esclavitud de cables MIDI, cajas de ritmos y cantidades ingentes de chorus, ofrecen un sonido que navega entre el post-yeyé, el pop, el indie, el lo-fi y la psicodelia.
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