Antonio Rodríguez-Rabadán: «El trabajo en equipo vale para cualquier aspecto de la sociedad»

Antonio Rodríguez-Rabadán durante su pregón

          Aurelio Maroto

Dicen que los niños nacen con un pan bajo el brazo, pero algunos eligieron una pelota de baloncesto. Es el caso de Antonio Rodríguez-Rabadán Prieto (La Solana, 1974). Él ha sido el encargado de disparar la pistola que anuncia oficialmente la Feria y Fiestas de Santiago y Santa Ana. Apasionado del mundo de la canasta desde que le salieron los dientes y entrenador precoz, ha tenido el honor de pregonar la feria del reencuentro con la normalidad. Y claro, el basket estuvo presente en su discurso, aunque aderezado con reflexiones que tenían que ver con los valores que debe representar el deporte, y su traslado a cualquier faceta de la vida, y engarzado con su condición de maestro de Educación Primaria.

Antonio Rodríguez-Rabadán vivió una noche especial, como le sucede a cualquier pregonero o pregonera. El pasacalle inaugural, el corte de la cinta, la bandera, el paseo por el ferial… Una liturgia tan clásica como imperecedera. No importaba el intenso calor del atardecer solanero, mitigado ya con el frescor artificial del auditorio ‘Tomás Barrera’.

A las 10 de la noche arrancó el acto del pregón, coordinado por el Cronista Oficial de la Villa, Paulino Sánchez. Como de costumbre, tiró de hemeroteca para recrear el perfil humano y profesional del pregonero. Primero, como entrenador, ya que con solo 16 años se puso al frente del recordado Óptica Luz-CB La Solana femenino. Con 24 años ya entrenaba a un equipo de 2ª División Nacional y de ahí viajó a EEUU para trabajar con un equipo de la liga universitaria. A esa vena baloncestística se unió una inquietud por el mundo del periodismo. El presentador rememoró sus pinitos en la información local en la revista Gaceta de La Solana.

Antonio Rodríguez-Rabadán invirtió 15 minutos exactos en leer su pregón. Honrado por subirse a una tribuna de tanta responsabilidad –según admitió-, vertebró su intervención en los pasajes más importantes que han jalonado su vida. Naturalmente, empezando por el baloncesto y subrayando el valor de la palabra ‘equipo’. “La mejora individual de sus miembros hace mejor al equipo y potencia sus virtudes; esto es extrapolable a cualquier colectivo de la sociedad; es lo que veo en La Solana, donde cada uno aporta su grano de arena para ser un pueblo cada vez mejor”. Como docente, también hizo hincapié en el eslabón indisoluble entre la educación y el progreso de cualquier sociedad.

Y, cómo no, el pregonero compartió con todos la intimidad de sus recuerdos de la feria. En este sentido, puso como ejemplos al patrón y la copatrona, Santiago y San Ana. El Apóstol por representar “la perseverancia, la lucha y la predicación constante por la causa que le llevó a un final trágico, pero que dejó un gran poso en posteriores predicadores”. Y la ‘abuelica’ como reflejo de nuestros mayores, “fuente de enseñanza constante, muestra del trabajo y buenos consejos que cada día son más necesarias para las generaciones venideras”.

          Entrega de una placa al pregonero       

    Tras una prolongada ovación, el pregonero recibió una placa y otros obsequios de manos del alcalde y del concejal de Festejos. Precisamente el regidor, Eulalio Díaz-Cano, cerró el turno de intervenciones apelando a la necesidad de aprovechar estos días de descanso como fuente para estrechar las relaciones sociales. “Estoy seguro que siempre encontraremos alguna actividad que sea de nuestro agrado en un ambiente de descanso y reencuentro”. Y destacó una de las grandes novedades de este año: la hora diaria sin luces ni sonido para personas autistas, o un programa adaptado a lectura fácil. “Se trata de expresar que una feria no es una verdadera feria, como un pueblo no es un verdadero pueblo si no cuenta con todas y con todas”.

El cuarteto Símcopa en acción   

        La última parte del acto tuvo contenido musical, como de costumbre. Esta vez actuó el cuarteto solanero ‘Símcopa’, formado por el guitarrista Juli García, la cantaora Isi Ortiz, la bailaora Alba Herreros y Pedro Antonio Parra a la percusión.